Aunque enmohecidas por el óxido de muchas batallas,
mis manos delatan, sin embargo, tus fragancias.
¿Cómo no habrían de hacerlo
si tu cuerpo fue siempre su preferida morada?
¿acaso hubiera podido desangrar nuestro predio
en frutas y vituallas
si no hubiera contado con mis manos...
y tu mirada?
O incluso el sol, estoy seguro,
no hubiera salido, alguna de aquellas mañanas,
al faltarnos a las nubes, al cielo y a mí
el abrirse de tus ventanas.
pero....es gratis llorar cuando se ama...
Podría simplemente verter en el río de mis ensueños
estas palabras
y dejar que el tiempo haga con ellas silencios
o solo vacías palabras.
Podría -también- arrojar al piélago de mis esperanzas perdidas,
de mis ilusiones pasajeras
y de mis dolorosos desengaños
cada una de las noches en que te pensé
acurrucada contra mi cuerpo y saciada.
Es gratis llorar cuando se ama...
¿Acaso cada contrato de amor
no incluye un cáliz lleno de lágrimas
para ser usadas por los amantes
cuando el amor se acaba?
¿Y acaso cuando el amor se acaba no es necesario
transitar por el desierto del olvido,
por el infierno de las desesperanzas,
las tormentas del encono
o la absurda ausencia de todas las ilusiones
depositadas en aquella persona hoy lejana?
Es gratis llorar cuando se ama...
Y así, derrochando tintas seguiré hasta encontrarte.
Soezmente definitiva
escandalosamente definitiva
imprudentemente definitiva
definitivamente definitiva.
Se acabarán mis laberintos
en el recto camino de tus entrañas.
Poblaremos nuestro amor, entonces,
de suspiros, de gritos
y de noches desordenadas.
Serás, quizá, suave como la brisa entre los médanos
las tardes en que el sol demora en ocultarse
solo para observarte otro instante...
y fragante y poblada de cantos como un bosque de pinos
en las madrugadas de primavera,
cuando todavía no abandonan sus nidos las aves...
¡Y efímera, sutilmente efímera!
Mi esperanza te fantasea de mil diferentes formas.
Nunca ingrata
nunca escasa en sonrisas
nunca desprovista de ardientes miradas
nunca permitiendo pasar por tu lado mis palabras
sin saborearlas,
una a una, letra a letra,
como si fueran verdaderas palabras
Tampoco nunca te imagino huyendo de las batallas
o permaneciendo impasible ante actitudes arbitrarias,
injusticias sarmentosas
o hipócritas alabanzas.
¡Nunca indiferente!
sigo aún insistiendo:
Es gratis llorar cuando se ama
...pero hasta a un cáliz lleno de lágrimas
le llega el día en que se acaba